Violencia desde el Enfoque de los Derechos Humanos
Por: Karen Echeverría
Gerente Proyecto de Fortalecimiento del Tejido Social para la Prevención
de la Separación Familiar por la Migración no Segura y el Desplazamiento Forzado.
El Salvador registra altos índices de violencia social que no permiten entornos saludables para el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes. Dentro de las formas de violencia se encuentra la tolerancia a un trato inhumano, degradante y humillante hacia las niñas, niños y adolescentes, las cuales constituyen un perpetuar del paradigma de la situación irregular o del modelo tutelar, invisibilizándoles como seres humanos, promoviendo y normalizando la violencia en todas sus formas, la que se agudiza dependiendo de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentren niñas, niños y adolescentes.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha considerado que por interés superior de las niñas, niños y adolescentes debe entenderse la efectividad de todos y cada uno de sus derechos humanos, independientemente de la situación en la que se encuentren.[1] Asimismo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha establecido que ese interés superior implica que el desarrollo y el pleno ejercicio de los derechos de la niñez y la adolescencia deben ser considerados como criterios rectores para la elaboración de normas y la aplicación de estas en todos los órdenes relativos a su vida.[2] Esto incluye, también, la formulación e implementación de políticas públicas y todas las acciones realizadas por la sociedad y la familia para erradicar todas las formas de violencia.
Lo anterior implica el reconocimiento de la capacidad racional y autonomía de las niñas, niños y adolescentes, dejando de ser un mero objeto de tutela. Además, el Comité de los Derechos del Niño ha establecido que el interés superior implica un trato acorde con el sentido de dignidad y valor de la niña, niño y adolescente.
Para erradicar la violencia en todas sus formas, es preciso realizar un abordaje de la situación de las niñas, niños y adolescentes con un enfoque de derechos humanos, un enfoque de género y como núcleo central su interés superior, garantizando su participación. Esto tiene gran relevancia al momento de promover modelos educativos orientadores libres de violencia, dejando atrás los métodos correctivos que atentan contra la dignidad e integridad de la niñez y la adolescencia. Para ello es importante formar y reeducar a docentes, fortalecer las habilidades parentales de hombres y mujeres en sus roles de padres y madres, comprometer en esta meta a la empresa privada, a los funcionarios y funcionarias públicas, como parte de la corresponsabilidad que todas y todos tenemos en la garantía de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.