Éxodo Centroamericano: Crisis Humanitaria Anunciada.
Por: Marisol García
Proyecto «Construyendo Sociedades Inclusivas y Pacíficas para la Niñez Migrante a través del Empoderamiento de los Grupos Juveniles Locales»
«Se afirma que América Latina es la región más violenta del mundo, así como el más desigual». El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas proporciona como criterio que la seguridad ciudadana en su deber de ser, es una condición necesaria para el desarrollo humano. En efecto, sin seguridad ciudadana, que protege un núcleo básico de derechos, las personas no pueden desarrollar plenamente sus capacidades o contribuir con todo su potencial para mejorar sus familias, sus comunidades y su entorno. Esta desprotección obedece a causas estructurales que no han surgido en el año 2017 o 2016, sino que han sido acentuadas en períodos muchos más largos, entre los factores contribuyentes a las causas estructurales encontramos: Las reducciones de inversión en el gasto público, el incremento de la violencia en los sectores sociales más vulnerables aunado a la carencia de investigación de los delitos y la falta de condenas, la deserción escolar por sus diferentes causales, el incremento del sector informal en el área laboral, la dependencia del crecimiento económico del país en las denominadas remesas y el incremento anual de la deuda externa[1].
Las situaciones planteadas producen dos escenarios, el primero la permanencia en un país con deficiencias estructurales que no muestran señales significativas de mejoras por parte de los gobiernos de la región o el segundo la unificación al éxodo de centroamericanos, (El cual ha sido continuo desde inicios de siglo e incrementado en las últimas décadas), a países con condiciones estructurales más solidificadas para sus conciudadanos. La respuesta que la población perteneciente al triángulo norte centroamericano ha sido la misma de MIGRAR, a diferencia que ahora es un escenario público, bajo el escrutinio de los medios de comunicación y frente a la indiferencia de sus gobiernos, no es de desconocimiento del Estado salvadoreño, ni de los Estados centroamericanos en general que miles centroamericanos, cruzan las fronteras semanalmente para buscar mejores condiciones, esperando reducir esa brecha de desigualdad en sus entornos familiares y comunidades, en donde los Estados han fallado.
Por último, las consecuencias de esta migración en masa serán y siempre han sido tres: Primero la llegada de los migrantes a su lugar de destino donde las condiciones sean aparentemente más favorables para ellos y sus grupos familiares, de acuerdo a las políticas migratorias internas de cada nación que los acoge siempre bajo la calidad de extranjeros y en caso muy particulares como conciudadanos, segundo la desaparición en ruta y violaciones de los derechos humanos, ante la migración irregular en donde los Estados no tienen la capacidad de retención de sus habitantes, tienen mucho menos políticas adecuadas para la protección de extranjeros no documentos en sus territorios, lo que produce desapariciones, tratos inhumanos y en el peor de los casos muerte. Tercero el retorno y/o deportación a sus países de origen, donde las respuesta Estatales, dependiendo de su edad y género, ahora ha sido, la recepción y el acogimiento institucional.
La respuesta comunitaria ante esta última se traduce en la exclusión social o en un aliento para continuar el ciclo de la migración, es ahí donde Save the Children busca incidir en la opinión colectiva y busca la creación de comunidades pacíficas para las niñas, niños y adolescentes retornados.